JOSÉ DE SAN MARTÍN

Página a página fuimos recorriendo el camino hacia la libertad que nos propuso San Martín. Con el correr del tiempo y sus capítulos, el Gran Capitán se fue transformando en consejero amigo, en sabio de gesto simple, en hombre de inquebrantable fe más allá de toda duda y limitación. Fuimos tomando conciencia así, de que nosotros mismos éramos los primeros beneficiarios. Sus palabras y hasta sus gestos se iban incorporando a nuestros argumentos cotidianos. Descubrimos así que ciertas actitudes desinteresadas, alguno espontáneos renunciamientos y una que otra respuesta súbita al deber ser, tenían origen y paternidad ciertas. Y que a él le debíamos los principios de esa ética incorporada ya en nosotros como si hubiera sido nuestra desde siempre. Más allá de su genial estrategia ahondamos los principios de la libertad sanmartiniana y sus condiciones: un corazón libre de odios, un pensamiento respetuoso y pluralista y por sobretodo y en toda circunstancia trágica o feliz, la bondad, esa bondad absoluta, sin debilidades en función del bienestar general. Con imágenes, documentos y múltiples ensayos, subrayamos toda la faz humana del hombre sensible e inflexible a la vez; sus objetivos políticos, su acción de gobierno, su aplicación del derecho, su preocupación por la cultura, esa llave maestra de abundancia que abre las puertas de la felicidad a los pueblos. Fue nuestra intención ofrecer un mensaje actual que nos pudiera comprometer con la historia de Latinoamérica de hoy, que no difiere mucho de la que el héroe de Chacabuco fundara entonces con los mismos problemas, recursos, esfuerzos e ideales. Nuestro principal anhelo fue que los jóvenes encontraran aquí repuestas a ciertos interrogantes acerca de lo político y la acción de gobierno, y, en su necesidad personal de trascender lo rutinario, confirmar en el vencedor de Maipú sus propias actitudes heroicas. Presentamos para ellos afirmaciones ejemplares a veces atrevidas, de actualidad permanente, para su comportamiento social y personal: imágenes vivas del héroe en su cotidianidad, sus luchas, sus aciertos, y su conducta que en cada instancia supo anteponer a la acción el valor, la honestidad, el acatamiento de la ley y el desinterés. La causa del género humano, la única que San Martín abrazó, aguarda hoy más que nunca que nuestra acción se sume a la aspiración de todos. Él nos invita a que esta causa no nos sea ajena, que los ideales de libertad con dignidad estén presentes y vigentes para que la solidaridad se instale por siempre. San Martín inició la tarea. está en nosotros, en cada uno de nosotros, llevarla a cabo.